Hermanastra atrapada en la ducha después del gimnasio
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Agotado de su entrenamiento, hermanastro trufó por las escaleras hasta su apartamento. Le meneban los músculos, y todo lo que quería era una ducha caliente. Al llegar a su puerta, notó a su vecina, Mari, de pie en el pasillo, una sonrisa juguetona en sus labios. "Día duro?", Preguntó ella, provocando con su voz. "Se podría decir eso", se rió entre risas, tratando de ocultar su fatiga. Mari se acercaba, sus ojos brillaban de travesuras. "Tal vez pueda ayudarte a relajarte", susurró, con su tono lleno de coqueteo. Su corazón se encerró al encerrarse los ojos, la tensión entre ellos se palpaba. Siempre la había encontrado atractiva, pero esta noche, algo fue diferente. El aire entre ellos resquebrajaba de deseo tácita. "Únete a mí en la ducha?", su voz es suave pero invitante. Sin media palabra, asentó, cautivado por la intensidad de su mirada. Entraron en su apartamento, la puerta se cerró detrás de ellos. El vapor de la ducha los rodeaba mientras el agua caía en cascada sobre sus cuerpos entrelazados, la pasión se encendía en el calor.